jueves, 13 de marzo de 2008

Jugar, Amar, Vivir

Pensaba en lo hermoso que es cuando jugamos a amarnos, cuando realmente vivimos.

En esos momentos donde lo tuyo y lo mío ya no es nuestro (ni de nadie más). Entonces no nos tenemos mas que a nosotros, y también podemos prestarnos. Es que sabemos que ninguno se va a quedar con lo ajeno. Puedo, por ejemplo, tomar tu corazón para mirarlo, escucharlo, tomar su aroma, modelarlo y hacer como si fuera mío. Puedo hacerlo porque después de eso te lo devolveré, tal como me lo prestaste.

Cuando jugamos, ambos disfrutamos. Como un acuerdo tácito queda establecido que uno puede encantar al otro sin pedirle permiso para ello. Y es que el otro tiene la vitalidad de desencantarse cuando lo quiera.

Y si llega el momento en que se acaba la magia, entonces podés sacar tu mano sin astillarte, o puedo besar tu frente sin quemarme.

Las heridas del juego son ficticias, si hay dolor ya no es juego, y no concibo amar sin jugar.

Diría el amigo de Samara : “… porque jugar es vivir, y yo quiero seguir jugando”


1 comentario:

Lou dijo...

Le dije a mi corazon sin gloria pero sin pena, no cometas el crimen varon si no vas a cumplir la condena...(lindo tema) y sip samara tiene razon vivir es jugar y amar tambien.
Gracias por tus palabras!
Quiza me guste conservar este sentimiento. Quiza por eso el silencio, muy indo lo que ecribiste, aunque a veces no se puedan establecer las reglas tan prolijamente no?
Besos