Un hombre hizo un pozo. Nadie se lo dijo, pero le dejaron una pala y empezó: profundo, como para llegar al centro, sin tener destino en realidad. Profundo, ensuciándose, sin pronunciar palabra. Profundo, muy profundo, hacia lo oscuro.
Su límite fue el agotamiento, que lo desvaneció.
Cuando volvió en sí quiso salir, tarea para la que nada había preparado. Entonces lo invadió la desesperación y la asfixia, sintió su mugre y su ceguera.
Así está el hombre, mirando al suelo (aunque dá igual), deseando salir, sin desear hacerlo, o tal vez sin saber. Enajenado, sin pensar, imposibilitado de hacer (para él).
5 comentarios:
geniaaaallll
Hace una semana larga tengo tu blog en mi reader, me encanta como escribis.
Me quedo leyendote un ratito mas, y te invito a tomar el te sin azucar cuando gustes.
:)
asi es que sin darnos cuenta, muchas veces, cavamos el pozo del que no habremos de salir sin grandes esfuerzos.
te sumo a mi blogroll, em ha gustado este espacio
Realmente me asombra tu poder de análisis, de redacción; la verdad que me atrapaste con cada palabra. Me agrada tu perspectiva.
Volveré :P
Gracias por el comentario que dejaste en mi blog! eso fue lo que me invitó a pasar por acá!
Saludos!
así, pero con salida...
Publicar un comentario