sábado, 15 de noviembre de 2008

Ilusión y Hechizo I

Te asumía como ilusionista: esas fueron tus palabras,
y quise creerlas.
Desde entonces no te ví hacer ninguna magia,
ni supe de algún espectáculo que ofrecieras.
La ilusión era en realidad hacerme creer que eras tal cosa. Pero resulta que sin trucos no hay profesión que sostener,
y tus palabras, suficientes primero, caducaron al rato.
Fue una estafa (que yo permití)

4 comentarios:

Rara Avis dijo...

y que gran verdad transmiten tus palabras... a veces nos sustentamos de ilusiones que sólo se sostienen por nuestra propia credulidad....

besitos grandotes...

natalia dijo...

Las ilusiones son instantes que se balancean sobre una cuerda finísima, una cuerda que puede ser de acero o tela de araña,

Eliana dijo...

Hola Hermes..
Y cuando hay una estafa sobreviene la amargura, la sensación de engaño y traición. Pero las ilusiones son construcciones humanas, no emergen de algún poder sobrenatural. Y como tales se dan en los contratos entre personas. De ahí que se establecen dos roles: el de ilusionita quien usará todos sus instrumentos para hacernos creer determinados hechos; y el de ilusionado quien tendrá el poder de consentirlos o rechazarlos.
Saludos!

Belén dijo...

Mmmm. Jajajajajaja. Todxs en algún momento permitimos que se nos estafara. Y también hemos estafado. Pero eventualmente, nos sacamos la careta frente a alguien. Y entonces es hermoso hasta haber estafado, porque ir sin máscaras se valora más.
Saludos!!