miércoles, 27 de enero de 2010

Máscara

La ciudad puede parecer un carnaval, con máscaras a cada paso y adornos sobre la soledad. La ciudad es un carnaval, las calles una farsa. Pero los corazones son libres y las máscaras no son pieles.

Echar mi alma al vacío es de la misma cobardía que negarse a hacerlo. Eludirse con palabras es igual a permanecer mudo.

Ella lo sabe, lo indica sin reproche, y desarma la estupidez en un segundo.


5 comentarios:

UtopiaN dijo...

Quiero alejarme del carnaval, quiero piel.

Hermes dijo...

Yo también lo quiero, aunque a veces tengo la sospecha de que no hay otra cosa que carnaval...

Anónimo dijo...

La pregunta sería, ¿echaste realmente tu alma al vacío? Porque decir que lo has hecho, y, al mismo tiempo, sostener que las consecuencias de dicho “acto” no han hecho más que mostrar tu cobardía, no es más que afirmar que no lo has hecho… O que tal vez ha sido hecho más de lo mismo… No atreverse a “Cruzar el Rubicón” (diría Tomás) es igual a desconocer lo que hay más allá “carnaval”; desde allí abordar la “piel” no es más que logicamente imposible :s …

Hermes dijo...

Es que planteo ese punto en el que echarla al vacío es desprenserse de ella. No es ni siquiera tirarse entero al vacío, es abandonarse ciego. Un matiz interesante sería cruzar el Rubicón con los ojos abiertos, es decir apropiarse del cruce, de uno cruzando, con el alma puesta

Hacer más de lo mismo o no, es un tema que me interesa, y queda anotado en el apuntador mental...

Me alegró recibir su comentario, Sr.Anónimo

Nan dijo...

sigo leyendo hacia atrás como se le ocurrió una vez a uno....
"y desarma la estupidez en un segundo" será que solo logro recuperar para mí una sola frase.... será que siempre es la última porque está ahí? o por alguna otra cosa que no se bien como decir